El 2 de abril es el Día Mundial del Autismo.
El 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una fecha
que busca visibilizar y promover la comprensión de los Trastornos del Espectro Autista
(TEA), así como fomentar la inclusión y el respeto hacia las personas que forman parte de
este colectivo.
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la comunicación, la interacción
social y el comportamiento, manifestándose de manera diversa en cada persona. La
investigación y la intervención temprana son fundamentales para mejorar la calidad de vida
de quienes conviven con este diagnóstico, así como para generar entornos más accesibles,
equitativos y comprensivos.
En este contexto, cabe destacar la importante labor de Mercedes Belinchón, Profesora
Titular de Psicología Básica en la Universidad Autónoma de Madrid desde 1988. Con una
extensa trayectoria docente e investigadora en el ámbito del desarrollo y funcionamiento
cognitivo de personas con TEA y otras discapacidades neuroevolutivas, ha publicado cerca
de un centenar de artículos, capítulos y libros, muchos de ellos centrados en el Síndrome
de Asperger y el Autismo de Alto Funcionamiento. Ha dirigido siete tesis doctorales y ha
coordinado o participado en más de treinta proyectos de investigación financiados.
Desde el Centro de Psicología Aplicada de la UAM, que dirigió entre 1998 y 2008, Mercedes
Belinchón coordinó entre 2001 y 2011 el Programa de Apoyos Universitarios a personas
con Trastornos del Espectro Autista (APÚNTATE), pionero en el entorno universitario
español. Su objetivo era garantizar la igualdad de oportunidades en la trayectoria
académica y social de estudiantes con TEA, promoviendo su integración junto a sus
compañeros, tanto con como sin discapacidad.
Este programa se basó en el conocimiento profundo de las características y necesidades
particulares de los estudiantes con Síndrome de Asperger (SA) y Autismo de Alto
Funcionamiento (AAF), así como en el análisis de las condiciones normativas, académicas
y sociales propias del contexto universitario. Comprender esta doble realidad fue clave
para diseñar un modelo de apoyo efectivo y sostenible.
El modelo impulsado desde la UAM persiguió crear un entorno inclusivo y accesible que
permitiera a estos estudiantes desarrollar plenamente su potencial, participando
activamente en la vida académica y social.
